La novela negra colombiana tiene ahora un detective peculiar que vive en un barrio tradicional bogotano. Un intelectual bohemio que reparte su tiempo enseñando clases de literatura en universidades y resolviendo misterios en una ciudad tan convulsionada como Bogotá. Los diferentes casos que enfrenta este profesor universitario, que por los azares y albures de la vida termina volviéndose detective privado, ocurren dentro de una mole de cemento tan agresiva e incierta como Bogotá. Santré, el detective en cuestión, intenta entonces solucionar enigmas urbanos relacionados particularmente con asesinatos y desapariciones. Y en ese camino también narra su vida, sus tristezas, debilidades y gustos. En cuanto al estilo narrativo que usa Julián Nalber se puede decir que es simple, espontáneo y ante todo amateur, este último adjetivo enunciado por el mismo autor: “en la novela hay varias imperfecciones, este es un tiro al aire que se seguirá disparando hasta que dé o se acerque al bla
(Año XIV) Charlas de café... Hay cabida para todo...