NUESTRA ETERNA NEGACIÓN II

A partir de la negación de la pluralidad cultural y a la entronización de ciertos grupos minoritarios falsamente americanizados o europeizados, algunas elites en América Latina, y en particular en Colombia, tienden a despreciar su entorno, o la llamada “otredad” fracturando asi buena parte del desarrollo intercultural e interétnico de una nación. El rechazo a sus orígenes, a la comunión de todos sus elementos culturales y el desprecio sistemático por ciertos grupos, constituyen un rezago notable en el crecimiento de un país como Colombia. De esta manera se aíslan y se someten a ciertas sociedades a seguir viviendo en el abandono, en el destierro, en la negación, en el desprecio y en la humillación constante. En Colombia, como ya lo mencionaba en la anterior entrada de este blog, muchas capas medias mestizas y blancas son racistas, arribistas, nacionalistas y esnob a su modo como lo describía también Antonio Caballero hace casi ocho años en alguno de sus artículos refiriéndose a la personalidad enfermiza de la sociedad colombiana. En este caso, Caballero parte de una generalización muy cercana a la realidad:
Somos machistas, y nos creemos machos. Somos racistas, y nos creemos blancos. Somos nacionalistas y xenófobos, y nos creemos mejores: más inteligentes, más cultos, con más “malicia indígena” (pues no nos privamos de nada), y dueños del mejor idioma español, de la más amplia biodiversidad, de las más altas cumbres andinas, del mayor número de mares y de océanos y de climas y de todo: la cocaína de mejor calidad, las más bellas playas, el café más suave, las más verdes esmeraldas del mundo, y por añadidura García Márquez y Fernando Botero y César Rincón y Lucho Herrera y Carlos Vives. Y los mejores asesinos, y los más hábiles ladrones. Tenemos los dos elementos fundamentales que constituyen la mentalidad fascista: nos creemos superiores a los demás, y nos despreciamos a nosotros mismos. (Caballero, Antonio. “¿Por qué Colombia necesita una izquierda?” Revista Semana, Santafé de Bogotá, Colombia, Octubre 3, 2000).
Comentarios
Gracias por leer.