ASÍ SOMOS… (CULTURA COLOMBIANA)
Ignoro si lo que describiré a continuación es un común denominador en otras latitudes, tal vez en otros países del área sea igual. Pero, hoy me concentraré en un detalle de la cultura colombiana, algo que suena muy general y abstracto. Pero seamos concretos, aquí me referiré al valor de la palabra y al concepto del tiempo en un país como Colombia. Dos temas curiosos que en otros lugares del planeta se manejan con seriedad y mucho respeto. Digamos entonces que la versión colombiana de esos conceptos se entendería como una total descortesía o falta de respeto. No problematizo más, voy al grano, a los ejemplos:
Frases y actitudes coloquiales que diariamente se escuchan:
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“Ahora
lo llamo” = Ese “ahora” es indefinido. Lo más seguro es que la
persona que lo dice, no lo hará.
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“Del
lunes no pasa” = Llegará el lunes y aquello que se dijo que se haría, no
se hará.
·
“Tenemos
que almorzar en estos días” = Una invitación que desde el principio los interlocutores
saben que no se llevará a cabo.
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“No
se preocupe que yo estoy allá a las 7am” = Lo más seguro es que cuando sean
las 7am, la persona no estará como olímpicamente lo afirmo.
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“Mañana
le mando un mensaje con la información” = Será un mañana indefinido.
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“Te
entregaré ese trabajo en horas” = Pasaran días o semanas.
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“Apenas
me paguen le pago, fresco” = Se perderá el dinero y el amigo.
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“Yo
le averiguo eso” = Muy probablemente no se averiguará nada.
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“Yo
llego a la 5pm sin falta” = Las excusas estarán a la orden del día, que el trancón,
que salí tarde, etc.
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“Tienes
que venir a tomar onces al apartamento” = Nuevamente, una invitación más
protocolaria que real.
Ejemplos como los anteriores habrá muchos. Más que nada, creo que la idea ha quedado clara. El manejo del tiempo es individual, cada uno casi que lo entiende a su antojo, y el valor de la palabra no existe, no importa lo que se diga, igual la palabra carecerá de crédito y responsabilidad.
Desde luego, esto es una generalización, hay mucha gente que será excepción y no comulgará con estas costumbres. Pero, solo piénselo usted y vívalo en Colombia, créame que me dará la razón.
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