LA SANTA FE

Cerré los ojos y vi que una noche salía raudo de mi clase de literatura despidiéndome con algo de desespero de todos los alumnos. Afanado por la hora llegué a mi apartamento y sin comer me senté frente al televisor a ver un partido de Independiente Santa Fe, uno de tantos. En el delirio de las imágenes, el sufrimiento era casi eterno, se comenzaba perdiendo, dos jugadores nuestros eran expulsados y una derrota más se veía venir. De repente, con el corazón en la mano, un Mago calvo nacido en Santiago del Estero y de nombre Omar Sebastián Pérez empataba el pleito con un golazo. Después, sobre el final nos pitaron un penal a favor que en otras oportunidades no lo hubieran hecho, y así terminamos ganando 2-1. Dentro del sueño entendí que íbamos a penales para definir un campeonato. Una vez más el viacrucis seguía, la tortura parecía no acabar, penales errados y siempre estábamos en desventaja rezando para que el rival se equivocara y tuviéramos la posibilidad de ganar… La fe no se acababa...