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SÓLO POR HOY


Siempre pensé que un cruce casual con una persona podría ser una señal del destino, que esa persona podría ser la persona… Yo soy un pelotudo. Qué linda mirada tenía…
Equis

Si les preguntáramos a muchas personas qué quieren hacer de aquí hasta su muerte o en qué les gustaría trabajar desde ahora, encontraríamos que más de la mitad está haciendo algo que finalmente no le gusta o que no quería, pero por diferentes circunstancias debe hacerlo y continuar su labor indefinidamente. Muchas veces los sueños acerca de lo que queríamos ser o hacer se quedan en eso, en imágenes. Pues bien, ese es el argumento de la película “Sólo por hoy” (2000) de Ariel Rotter. Los protagonistas de esta historia que se desarrolla en menos de una semana viven el día a día pensando en tener una vida diferente. Con el trasfondo de Buenos Aires cada uno de estos jóvenes convive con sus propias frustraciones y todos parecen estar perdidos en los laberintos de lo que no se quiere hacer, o peor aun de lo que les toca hacer sin posibilidad de cambiarlo. La trama es sencilla, 5 jóvenes coexistiendo en una casa vieja y cada uno esperando cambiar su presente. Llena de luces, de calles, de noches, de miradas y frases para recordar la película deja más de un pensamiento suelto en la mente del espectador. Ailí, de familia China, pintora frustrada que reparte sobres por toda la ciudad en su motocicleta; Morón, obsesionado con su cámara, filma y entrevista en las calles y les pregunta a sus entrevistados ¿qué es la felicidad? ¿qué les gustaría hacer en la vida? Equis, ayudante de cocinero en un restaurante desea vivir en Paris y entrega su corazón en las esquinas viendo a su mujer ideal en buses y trenes; Toro juega a ser actor pero se “especializa” en la “higiene turística” como él mismo llama a limpiar cuartos de hotel. Finalmente Fer, triste y deprimido, se convierte en un pintor de apartamentos mediocre e incumplido.
Esta cinta hecha por estudiantes de la Universidad del Cine de Buenos Aires es una de tantas películas que pasan sin mayor publicidad, con un perfil muy bajo y que termina siendo conocida solamente en algunos circuitos académicos. Pena da que películas como esta, ganadora de varios premios en festivales internacionales, no tengan salida masiva en América Latina y la audiencia en general no las conozca; o que por azares de la vida uno llegue a ellas con ocho años de tardanza. “Sólo por hoy” es una historia ampliamente recomendada para todos aquellos que deseen alejarse de cualquier manifestación de cine comercial y que además tengan anhelos de un mañana diferente.

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