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COLEGIO ANTONIO NARIÑO – HERMANOS CORAZONISTAS, EVOCACIONES OCHENTERAS

  Entrega final No podría decir que todo era negativo en el colegio, digamos que mal que bien la disciplina represiva para muchos les pudo servir para formar un carácter sólido y quizá, fue un estímulo para seguir sus objetivos profesionales. Para mí no lo fue, con el tiempo la entendí como una época dictatorial, una educación poco holística, unidimensional y distante de lo que se necesitaba (y todavía se necesita) en un país como Colombia. Más de uno retrucará que gracias a esa formación algunos pudieron llegar a ser médicos, ingenieros, abogados, etc. Eso no lo contradigo. No hay duda, el aprendizaje memorístico ayuda a obtener buenos resultados en los exámenes y a lograr diplomas. Pero de eso no se trata la verdadera Educación. En eso años lo que más se fomentó fue la competencia, el poco trabajo colaborativo, la entronización de la minoría de estudiantes que en una clase marchaba a la vanguardia de lo que decía un profesor; los otros no importaban para el sistema. Los otros que se

COLEGIO ANTONIO NARIÑO – HERMANOS CORAZONISTAS, EVOCACIONES OCHENTERAS

Tercera entrega   A veces pienso que los objetivos de este colegio estaban trastocados, había quizá mucho de confusión entre lo que se pretendía enseñar. Lo digo porque les daban valor y mucho significado a clases que no lo debían tener. Recuerdo una materia que, para muchos, entre ellos yo, era una tortura. La dictaba un cuarentón cercano a la quinta década que era medio tuerto y cojo. El tipo era morboso como él solo, le encantaban los chistes procaces y cuando iba a arriesgarse a soltar uno de ellos, se salía del aula para ver que nadie de la administración pasara y lo escuchara. Su clase era contabilidad. Por ella, muchos habilitábamos y terminábamos perdiendo años. Este educador debía ser un gran bebedor y conversador en otros contextos, pero en clase como maestro tenía más de un reparo. En todo caso, en el colegio esa clase era palabra de Dios. Me pregunto a cuántos les habrá servido haber aprendido a hacer el “balance general” y el “PyG”. Lo dudo, no faltará quién diga que esta

COLEGIO ANTONIO NARIÑO – HERMANOS CORAZONISTAS, EVOCACIONES OCHENTERAS

Segunda entrega Los Hermanos del Sagrado Corazón que yo conocí en Bogotá eran de ideología conservadora, obviamente muy cercanos a Franco, disciplinados al estilo militar y poco proclives a establecer consensos con los estudiantes, nada para sorprenderse, todo apenas lógico. En el colegio las reglas se cumplían a rajatabla. Algunos creían mucho en las órdenes con la herramienta intimidadora del grito o del seco imperativo que a muchos nos dejaba congelados. La represión y algo de despotismo hacían parte de la formula. Recuerdo bien que a los estudiantes de bachillerato que llegaban tarde, los ponían en cuclillas con sus manos en la cabeza y con sus pesados morrales repletos de libros y cuadernos en las espaldas a dar vueltas a lo largo de la línea de la cancha de basquetbol.   La idea, supongo, era pagar con sacrificio físico el error de haber llegado tarde. A mí nunca me pasó, pero lo vi. Entiendo que con el paso de los años esta práctica se desestimó. Otra vez vi algo que me impr

COLEGIO ANTONIO NARIÑO – HERMANOS CORAZONISTAS, EVOCACIONES OCHENTERAS

Primera entrega Estudié entre 1982 y 1986 en el Colegio Antonio Nariño de Hermanos Corazonistas, que por aquel entonces quedaba en el barrio Chapinero de Bogotá, más exactamente entre las calles 60 y 61 con carrera 16. El colegio contaba con una jornada tradicional masculina, cuyo horario era de 7am a 1:30pm, y una naciente jornada mixta, anexa en la tarde (fundada, tal vez en 1984 o 1985), y supuestamente para “estudiantes de menos recursos”. Yo estudié en ese periodo de años en la jornada de la mañana, cuyos estudiantes miraban con el desdén típico de la fraccionada y esnob sociedad colombiana a los de la tarde por ser aparentemente “pobres”.  Hoy por hoy, la sede de Chapinero ampliada y renovada inmejorablemente ha quedado para aquella incipiente jornada de la tarde de esos lejanos días. Por su parte, la sede del norte de la ciudad, diseñada desde la década del ochenta, se ha convertido en el amplio y moderno campus para lo que fue la jornada tradicional de la mañana. Desde luego,