CHARLA CON UN TAROTISTA


El tema del tarot me ha interesado desde siempre y algunos lectores de este blog me habían solicitado que entrevistara a un tarotista. La petición viene de tiempo atrás y finalmente pude hacerla realidad al reunirme, el año pasado en el Café Vailima de Madrid con uno de ellos. El personaje en cuestión se presentó como Fermín Baigorria, aunque como tarotista usa otro nombre.

Mi interlocutor es un hombre que pasa de los cuarenta años, longuilineo, viste a la moda, tiene buenas maneras, habla bien, bebé despacio un vaso de agua mineral con hielo y mueve los dedos de sus manos con armonía. Quizá, nadie pensaría que se dedica a esto, cualquiera podría pensar que es un empresario, o quizá un publicista.

LGD: ¿Cuéntenos cómo comenzó en este campo?

FB: Desde mi adolescencia estuve inclinado a estas creencias. Siempre quise saber un poco de otras personas, su personalidad, sus actitudes y su futuro. Me intriga lo que popularmente la gente llama “el más allá”.

LGD: ¿Qué tiene que ver esto con el tarot?

FB: Las cartas del tarot y la energía de la persona consultante pueden darte tendencias acerca de su presente y posibles situaciones que se le puedan presentar en el futuro.

LGD: ¿Usted lee el futuro?

FB: Yo no leo ni predigo el futuro. El futuro, de manera concreta, no existe. Leer el futuro me suena un poco irreal. Yo no estoy en ese grupo de adivinadores o videntes. Más bien creo en el poder de la energía que una persona pueda tener y de la interpretación de las cartas que le puedan salir en una tirada. Recuerda que no hay un destino manifiesto, no existe un futuro escrito en piedra para nadie. La cartas del tarot que le salgan a un consultante, así éstas sean aparentemente “negativas”, no son un decreto para su futuro, son tendencias. El “futuro” se vive en presente, es una construcción que está sujeta al ahora, o sea al cambio.

LGD: ¿Y qué relación puede haber en unos dibujos de unas cartas, las supuestas energías de las que habla y el futuro?

FB:  Parto de la idea concreta que en todas las civilizaciones ha habido una tendencia al pensamiento mágico, eso tú lo ves en todas las religiones. Hay cosas que no se explican, que no tienen ningún fundamento científico, pero muchísima gente cree en ellas. Yo creo tener la facultad de leer un poco la personalidad de las personas y a partir de eso, y las cartas al azar que ellas o yo escojo de manera no intencional, las interpreto, las leo, como quien lee un libro. Hay que entender que las cartas son escenas o esquemas simbólicos que te hablan, que te quieren decir algo; son como pinturas que te transmiten un mensaje. Hay que ser sensible e intuitivo.

LGD: Pero eso puede sonar a charlatanería, ¿no le parece?

FB: Desde luego. Nadie está obligado a creer. Yo no peleo con la ciencia, en ningún momento deseo reemplazarla, ni mucho menos. Yo no hago brebajes o pócimas. Si te fijas en todas las religiones existen situaciones, preceptos, revelaciones, apariciones o convicciones inexplicables bajo la razón. Supongo que eso también sería charlatanería. ¿Le dirías eso a un cura o a un pastor? Desde luego, uno escoge creer o no.

LGD:  Y hablando de ese tema, ¿practica alguna religión?

FB: Ninguna. Nací en una familia católica, pero la institución como muchas otras me parece repugnante, manipuladora y discriminadora. Eso no me impide acercarme a templos, mezquitas o sinagogas para sentirme tranquilo y apreciar la belleza de su arquitectura, por ejemplo.

LGD: ¿Cree en algo?

FB: En las cartas (risas). Sí, trató de ser un ser sensato, espiritual pero no religioso. Me nutro de las buenas enseñanzas de muchas religiones que las hay. No creo en un porvenir o futuro determinado para nadie, creo que uno mismo se construye su futuro y que desde luego, tiene tendencias y debilidades de acuerdo a su infancia, educación y en general a su pasado y presente.

LGD: ¿Usted le habla del futuro a las personas que lo consultan?

FB: Sí y no, vuelvo a la anterior respuesta. Yo no hablo de hechos concretos del futuro porque no creo que existan. Yo hablo de potenciales factores, proyecciones o situaciones que le pueden ocurrir a una persona de acuerdo a las cartas que le salen. Buena parte de todo esto, está basado en su presente, en su ahora. Importante resaltar que aunque la lectura de la personalidad puede ser valiosa, es más que nada complementaria. En esto, son las cartas las clave. El tarot es el protagonista.

LGD: Pero, esto suena muy general...

FB: Suena general pero por el camino, durante la sesión, se puede convertir en algo más específico de acuerdo a la persona.

LGD: ¿Les habla usted de la salud a las personas que lo consultan?

FB: Las cartas pueden indicar una propensión, una predisposición. Pero, y esto lo resaltó, los únicos que pueden hablar de este tema con autoridad son los profesionales de la salud. Si un tarotista se sumerge en ese tema puede estar faltando a la verdad. Es una temática que no le compete.

LGD: Entonces, ¿usted es como un psicólogo o lo que ahora llaman un “coach”?

FB: La psicología tiene que ver mucho en esto. He tenido estudios en ella y en filosofía igualmente. Pero yo no soy ni psicólogo ni filósofo, ni “coach”. Carezco de una formación formal para ello.

LGD: Habla usted de las “energías” de las personas. ¿Cómo las siente?

FB: Todos tenemos esa capacidad para leer las energías o lo que proyecta una determinada persona. No sé si te ha pasado que conoces a una persona y sin hablar mucho con ella sabes que es un individuo deshonesto, que probablemente le irá mal en la vida de continuar así,  o que desea sacar provecho de algo. O simplemente hay algo que no te gusta de ella. A eso me refiero, a esa señales que en mi caso yo las veo o las siento con mayor claridad.

LGD: Eso suena a percepciones generales que en la mayoría de casos pueden ser erróneas...

FB: En tu caso podrían ser percepciones generales sin mayor fundamento. En el mío son signos que se pueden leer. Hay personas que tienen esta habilidad más desarrollada. El no tener tal habilidad o tenerla en menor grado no implica que no exista.

LGD: ¿Qué debe esperar una persona que pague por una sesión del tarot con usted?

FB: Es una charla pausada en la que a veces el consultante habla un poco de él o de ella y así deja ver sus inquietudes. En seguida, le puedo decir que al azar ponga (lo puedo hacer yo) algunas cartas sobre la mesa. A partir de ahí, basándome en las cartas, le hablo acerca de sus debilidades, tendencia y posibles éxitos o fracasos. Todas las consultas van variando e implican diferentes tiradas de cartas.

LDG: ¿Sale satisfecha la gente?

FB: Muchas sí porque entienden lo que yo hago. Aquellas que esperan que les diga de qué van a morir o que les muestre la cara del principle azul que vendrá en diez años no, porque esas cosas no las hago.

LGD: ¿Cómo se publicita usted?

FB: Más que nada por el voz  a voz.

LGD: Veo que usted viaja con alguna frecuencia, ¿en dónde atiende?

FB: En Madrid, Buenos Aires y Bogotá, principalmente.

LGD: ¿Hace consulta a través del teléfono o el internet?

FB: Nunca me he sentido bien haciéndolo. Para mí la presencia física del consultante es complementaria. Sé que tal tendencia está muy de moda por las circunstancias del mundo. De repente, algún día lo haré.

LGD: ¿Es costoso una sesión de tarot suya?

FB: No, de esto yo no vivo. Soy un profesional en otro campo. No cobro cifras exorbitantes como lo hacen muchos. Conozco gente que se dedica a esto, “predice” el futuro, habla con los ángeles o con los muertos y cobra fortunas. Yo no juego a ser una bruja, en eso no creo. Lo mío es un servicio muy razonable.

LGD: ¿Alguna red social, página o número para que lo puedan contactar?

FB: Por ahora no, el voz a voz me funciona bien.

LGD: ¿Se animaría a hablar del significado de algunas de las cartas?

FB: Tomaría mucho espacio. Quizá podría usar tu blog en próximas entradas, para brevemente hablar acerca de los Arcanos Mayores que tienen un simbolismo muy interesante. Sería algo más que nada informativo.

LGD: Parece una invitación muy sugerente...

FB: Simplemente, como lo acabo de expresar, sería una forma de acercar a la gente a este mundo sin prevenciones. Algo informativo y casual. Ya te digo, el que desee creer lo hará. El que no, pues la respuesta es obvia. Todo esto no tiene nada que ver con brujería ni hechicería. Nadie tendría que asustarse con esto.




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