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CIUDAD LITERARIA


Cuando cursaba cuarto o quinto semestre de la carrera en Colombia, el escritor, profesor y crítico literario Policarpo Varón me comentó que uno de sus grandes amores era la literatura argentina, representada por aquellos autores más que conocidos por todos. Con la pasión y al mismo tiempo con la pausada forma de hablar que lo caracterizaba – caracteriza - me contó esa tarde en el bar “Faro 73”, al frente de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, que en un arranque de locura, y viendo que no tenía medios económicos para viajar a la Argentina, había vendido su preciada biblioteca personal para irse a aventurar a Buenos Aires y así de esta manera conocer más de cerca lo que tanto le atraía. Varón aquella vez me narraba, como lo hacía en sus cuentos, que en ese inolvidable viaje había caminado por las calles de los relatos de Cortázar y que había frecuentado los bares y cafés a los cuales Borges concurría. La emoción de este profesor aquella tarde no la entendí muy bien, me parecía algo exagerada pues en aquel entonces yo apenas comenzaba cierto descubrimiento titubeante de la literatura argentina.
Han pasado más de 15 años y el contacto con Policarpo Varón ha quedado postrado a los difusos recuerdos de sus palabras. Policarpo fue el primero en hablarme de lo literaria que era Buenos Aires, de la realidad que se volvía ficción al montar en el subte o al deambular por Palermo, Recoleta o Boedo. Incluso esa vez también me habló de fútbol y de lo vibrante que era hablar con los taxistas y meseros al respecto.
La Buenos Aires de Varón ya no existe del todo, hay rezagos, pastiches y un collage de una ciudad que convive ella misma dentro de otras ciudades alejadas de esos aires europeos del pasado. Lo que se observa en el presente es una contra cara, una vuelta de hoja a ese fastidioso estereotipo que pretende insistir en una ciudad europea, o en aquella argentinidad blanca que en muchos casos raya en el racismo o en el desprecio a lo “latinoamericano”. Pero superando ese debate, queda claro que Buenos Aires es, sin la menor duda, una ciudad mágica en la que el caminante se siente como un personaje de novela cuyo capítulo final está aún por escribirse. Esa es quizá la gracia sencilla pero a la vez difícil de explicar de esta ciudad; es acaso esa sensación de estar dentro de una narración, dentro de un poema o cuento; de ser el protagonista o incluso la voz secundaria de cualquier historia que evoluciona dentro de una ciudad hecha literatura.

Comentarios

HOLA!!!
Tiempo sin saber de cos!!
Estás ahora en Buenos Aires?? O el post es por un recuerdo?
Nosotros nos mudamos entonces si estás aca y nos llamas no vas a conseguirnos!!!!
Mandame un mail y te vemos!!!!
si no estás, mandámelo igual porq estás desaparecido!!!

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