YO ESCUCHABA A “LUCHO METALES”

Colombia como país tropical y muy conservador en la mayoría de los aspectos tuvo cierta resistencia a la entrada del rock. Por el contrario, los fabulosos ritmos afroantillanos tuvieron y han tenido siempre infinita acogida en el país. El ingreso del rock en sus inicios fue mirado por la sociedad con miedo e incluso asociado con varios estereotipos negativos. Ni hablar del rock pesado que se estigmatizó con el demonio, la droga y los excesos. Aunque a mediados del siglo XX hubo varias incursiones aisladas, fue a finales de la década del setenta que apareció en Bogotá una de las primeras emisoras promotoras de este género. La legendaria Radio Fantasía (1550 AM) por esos días hacia sonar en sus consolas bandas de Metal desconocidas para la mayoría. Fantasía será recordada por ser el estandarte de toda una generación que fue cambiando sus gustos o que por lo menos acogió otros ritmos. Esta estación al igual que Radio Tequendama (610 AM) tomaron la bandera del rock y fueron precursoras en Bogotá de un proceso de apertura cultural rompiendo el aislamiento dentro del cual la ciudad estuvo sumida por mucho tiempo. Bogotá ciudad fría y oscura, sueño torpe de una Londres imaginada. Bogotá a la vez la única ciudad grande del país camino a convertirse en una de la más caóticas y densas urbes sudamericanas del presente. El impulso rotundo y definitivo del rock en Bogotá (con ecos en toda la nación) llegó a mediados de los años ochentas con la emisora 88.9 FM. La Súper estación, como se le conocía por aquel entonces, contaba con un variado menú dentro de todos los géneros del rock.

Lo que me motiva a escribir en esta oportunidad es hacer un reconocimiento a un programa de radio legendario que cautivó a los muchachos amantes del Heavy Metal o rock pesado desde su primera emisión en ese lejano septiembre de 1986. Por esa época yo andaba por noveno grado y casi listo para que me despidieran por buen alumno del Corazonista de Bogotá. En ese diciembre a mi mamá le dijeron que yo ya no tenía cupo en el colegio y que me buscara lugar en otra institución. Me fui del Corazonista pero igual seguí unido a varios amigos de ese colegio, en particular mi amistad con Miguel Matallana Batista lejos de acabarse se afianzó. Era Miguel el que me invitaba a los conciertos de las bandas de moda que se presentaban en el Teatro La Mama de Chapinero o en bodegas clandestinas en donde se reunían jóvenes para escuchar bandas desconocidas que hacían su debut mucha veces sin tener una segunda oportunidad. Y fue Miguel entonces el primero que me mencionó en uno de esos días la existencia del fascinante programa “Metal en estéreo” todos los domingos a las 10pm en la estación del momento 88.9. A esa hora exacta se iniciaba el espacio del Metal para toda Bogotá. Cada emisión se iniciaba con los acordes de "Aces High” de Iron Maiden. Era una entrada que no duraba más de un minuto y que levantaba el telón del programa con la voz de ultra tumba del popular “Lucho Metales”: “Buenas noches, Bogotá, esto es Metal en estéreo” afirmaba con fuerza y daba paso a una corta bienvenida para iniciar el programa con temas de bandas exitosas y conocidas, pero también promoviendo muchas pertenecientes a la escena “under” de Estados Unidos, Inglaterra, Noruega, Finlandia e incluso Brasil. No dudaría en pensar que fue a través de este medio que se comenzó a conocer en Colombia por ejemplo la mítica banda brasilera Sepultura o muchas más de las cuales se podían conseguir sus discos de vinilo o los primeros CDs importados en algunas casetas de la 19 o en locales especializados del centro de la ciudad.

Luis Barrera era un conocedor del tema que además de pasar lo mejor del género en un programa de dos horas, impulsaba bandas locales con algún éxito como lo fueron Darkness, banda bogotana de culto, o las reconocida Masacre de Medellín. “Metal en estéreo” hacia un recorrido por el Death Metal, Trash o Speed Metal y rompía el sopor de la noche de domingo con el estrépito de las guitarras y la batería. Acabada la música surgía nuevamente la voz de “Lucho Metales” para realizar una acotación, alguna breve reseña del grupo o del tema que se escuchaba para nuevamente arrancar con más música.

Este programa fue escuchado por toda una generación de muchachos que en la actualidad debe llegar o transitar por los cuarenta años. Con el paso del tiempo la emisora de ser la primera e indiscutible en la ciudad con masiva convocatoria y aceptación fue cediendo terreno para tiempo después desaparecer. “Lucho Metales” y su programa apagaron sus consolas a finales de 1991. Habían pasado 5 años en los que todos los domingos sin falta hubo una voz profunda casi con carácter didáctico que brindó todo un nuevo universo para una generación que por lo general escuchaba solo merengue dominicano, salsa y rock en español, este último otro movimiento cultural lanzado en esos años por la misma emisora. “Metal en estéreo” nos hacia trasnochar a todos los que nos gustaba este tipo de música o aquellos curiosos en el tema. Sin necesidad de Internet ni de redes sociales que ni siquiera imaginábamos, la buena música del programa nos hacia ir al centro de Bogotá para preguntar en varios locales por esas bandas, encargar discos o afiches, o indagar por ellas a los familiares que vivían en Estados Unidos.

Yo ya no sé en que momento de mi vida pasó todo esto, nunca fui consciente de estos días, así como llegaron pasaron y solo algunas imágenes emergen todavía en mi mente. “Lucho Metales” y su programa merecen no quedar en el olvido. Al menos que descanse un corto escrito que sea referente de su historia. Al menos un texto perdido en un blog más de los miles que existen. Dejar constancia o registro de una época en un país que no se conoce y que no tiene memoria es ya un intento que me da algo de tranquilidad.

Nota: la foto de la derecha que encabeza esta entrada es del LP “Espías malignos” de la banda bogotana Darkness. Un acetato que estuvo muy de moda a finales de la década del ochenta y que hoy tenerlo es una reliquia. Dos temas memorables en ese acetato son el que le da nombre al disco y el vibrante “Metalero”.